La llegada del barco al muelle 240 ocurrió temprano, a bordo, la tripulación realizaba las últimas faenas antes de un mes de merecido descanso, el capitán, Pedro Núñez Cota, recibía las inspecciones de rutina por parte de las autoridades portuarias y militares.
El Buque Oceanográfico Alpha Helix tiene desde 2015 su base de operaciones en Ensenada, por lo que sus rutinas se habían restringido a las regiones del Pacífico mexicano y Golfo de California, al igual que su predecesor, el “Francisco de Ulloa”.
Por su tamaño, 40 metros de eslora, realiza operaciones oceanográficas de rango medio; esto es, que no es tan grande como los dos barcos oceanográficos de la UNAM.
Esto se convirtió en una ventaja, pues sus menores costos de operación fueron clave para que el Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGoM), que tradicionalmente usa el “Justo Sierra” para sus cruceros allá, solicitara mejor los servicios del “Alpha Hèlix”, pues aún considerando los tiempos de traslado a esas aguas, 42 días de navegación, y el cruce del Canal de Panamá, 200 mil pesos por cruce, resultó más económico.
A pesar de que hubo más exigencias en los tres cruceros que realizó para el CIGoM, todo se pudo hacer.
“Sólo una actividad no pudimos realizar: el arrastre de una red camaronera, por no contar con el winche apropiado. Pero lo oceanográfico todo se realizó”, comentó el capitán Núñez refiriéndose a lances de nucleadores a diferentes profundidades, arrastres de instrumentos y redes, lances de equipos diversos con sensores y botellas para toma de muestras de agua, entre varias otras actividades.
Sin embargo esto no fue impedimento para que pudieran hacer uno de los rescates más comentados en cuanto cruzaron al Atlántico: el de un anclaje oceanográfico del CICESE que sirve para medir corrientes en el Mar Caribe, y que se había extraviado al suroeste de Cuba con dos años de datos en sus unidades de memoria.
Con 20 años de trabajar en el CICESE, el ingeniero José Francisco Contreras González comparó este buque con respecto al “Francisco de Ulloa”.
“Este barco es mucho mejor que el otro, en cuestión habitacional, tiene mejor aire acondicionado con lo que puedes trabajar espléndidamente a pesar de las temperaturas de 45 grados que nos tocaron”, relató.
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