Rosario Romero Centeno & Jorge Zavala Hidalgo, investigadores del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El golfo de México es reconocido mundialmente como un vasto y productivo cuerpo de agua con un enorme valor en términos ecológicos, económicos y sociales. Es también una zona de alta producción y explotación de gas y petróleo y, por tanto, se ve afectado por derrames de hidrocarburos que producen daños que pueden ser irreversibles, principalmente en ecosistemas sensibles como éste. Además, constituye un laboratorio único para estudiar diversos fenómenos y procesos tanto oceánicos como atmosféricos. Las condiciones meteorológicas en el golfo de México determinan, en gran medida, sus características oceánicas mediante la fuerza del viento sobre la superficie marina, gracias a procesos de intercambio de calor y vapor de agua entre el océano y la atmósfera, como son la precipitación, los flujos de calor, la evaporación, etc. Estos procesos afectan la temperatura del mar, que se mezcla en las capas superficiales, el oleaje y las corrientes del golfo, particularmente sobre las plataformas continentales. Asimismo, sus características geográficas, oceanográficas y meteorológicas favorecen el desarrollo de condiciones extremas. Durante el verano, las tormentas tropicales y los huracanes provenientes del Atlántico central y del mar Caribe cruzan por el golfo de México todos los años, lo cual puede provocar gran devastación tanto en zonas costeras como tierra adentro; en cambio, durante el invierno penetran al Golfo masas de aire frío provenientes de latitudes altas y provocan cambios marcados en las condiciones ambientales.
Las bondades de la modelación numérica
Una de las herramientas más utilizadas actualmente para estudiar y entender los fenómenos meteorológicos es la modelación numérica. La información que proporcionan los modelos numéricos es muy útil para varias tareas: la planeación de diversas actividades, la optimización de recursos y la reducción de riesgos, todo ello mediante el estudio de las condiciones típicas y de aquellas que pueden considerarse extremas, como los llamados nortes y los ciclones tropicales.
Como parte de las actividades del proyecto del Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGoM) se realizó una caracterización climatológica de distintas variables atmosféricas a través de un sistema de modelación numérica regional de alta resolución que se destinó para el periodo 1979-2017. Mediante la información generada con este sistema, se realizó también un análisis de los eventos de nortes ocurridos en dicho periodo de años; adicionalmente, se utilizó la base de datos de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration, por sus siglas en inglés) para generar mapas de las trayectorias y zonas de impacto de los ciclones tropicales que cruzaron el golfo entre 1851 y 2016.
Los nortes
En México y Centroamérica se denominan nortes a los vientos intensos cuya dirección predominante es del norte-noreste y están asociados a sistemas de alta presión que se desplazan desde latitudes medias hacia el sureste, alcanzando con frecuencia el golfo de México y, en ocasiones, la península de Yucatán. Los nortes ocurren, principalmente, entre octubre y mayo, y causan un impacto importante en el clima del occidente y sur del golfo al favorecer marcados descensos de temperatura y la ocurrencia de lluvias intensas. Además, pueden ocasionar problemas y daños considerables en los sectores agropecuario y portuario, así como efectos dañinos para las actividades marítimas, aéreas, pesqueras y de la industria petrolera. En promedio, estos eventos duran entre dos y seis días.
Los ciclones tropicales
Ciclón tropical es el término genérico con el que se identifica a un sistema meteorológico en rotación, caracterizado por un centro de baja presión alrededor del cual giran vientos intensos, bandas nubosas y tormentas eléctricas. Los ciclones tropicales son tormentas de gran escala, con un alto potencial destructivo, se forman sobre las aguas cálidas de los océanos, en las regiones tropicales, y sus circulaciones externas pueden extenderse a más de 1 000 km del centro de la tormenta. A los ciclones tropicales maduros se les conoce como huracanes; sus vientos extremos, lluvias torrenciales y marejadas (o marea de tormenta) hacen del huracán uno de los fenómenos hidrometeorológicos más destructivos del planeta. Los ciclones tropicales menos intensos se denominan depresiones (vientos máximos menores a 61 km/h) y tormentas (vientos máximos entre 61 y 119 km/h). Cuando se intensifican y se convierten en huracanes, éstos se clasifican de acuerdo con la escala Saffir- Simpson, la cual incluye cinco categorías: desde la categoría 1, con vientos máximos entre 119 y 153 km/h, hasta la categoría 5, con vientos máximos, mayores o iguales, a 250 km/h.
La temporada de ciclones tropicales en el golfo de México ocurre casi siempre entre junio y noviembre, pero muestra una alta variabilidad de un año a otro, en particular en lo que se refiere a la ocurrencia de huracanes de mayor intensidad — categorías 3, 4 y 5—. Tales fluctuaciones son relevantes para las comunidades, porque año tras año aumenta el porcentaje de población afectada en las áreas donde impactan, y representan una parte significativa de los daños, de las lesiones y de la pérdida de vidas humanas causadas por fenómenos naturales.
Los resultados de la caracterización climatológica de las condiciones atmosféricas típicas y extremas que se presentan en el golfo se plasmaron en cientos de mapas que pueden visualizarse en una plataforma web y en el Atlas de Línea Base Ambiental del golfo de México(https://bit.ly/3upCaBx), y que fueron desarrollados como parte de las actividades del CIGoM.
Número disponible completo en: https://conacyt.mx/wp-content/uploads/publicaciones_conacyt/ciencias_y_humanidades/03_Ciencias_y_Humanidades.pdf
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