La problemática del sargazo es compleja y requiere ser atendida desde diversos frentes.

Las costas del Caribe mexicano que en otros tiempos se caracterizaban por sus playas blancas y aguas turquesa hoy en día están afectadas por grandes cantidades de biomasa de sargazo, cuya acumulación y pudrición genera lixiviados —residuo líquido cargado de altos niveles de materia orgánica, altas concentraciones de nitrógeno, sales y en el caso del sargazo ácido sulfhídrico—. Lo que se ha denominado marea marrón de sargazo ahoga ecosistemas costeros como pastos, manglares y arrecifes de coral.

Esta situación ha afectado al turismo y significado un gran golpe para la economía de la región y del país. Ante tal crisis, se han tomado acciones inmediatas como son la limpieza diaria de las playas en la zona hotelera y la colocación de barreras, lo cual resulta una tarea titánica e insuficiente, pues se ataca de manera puntual un problema que se repite a lo largo de decenas de kilómetros de costa afectada.

Si bien era común que el sargazo pelágico (Sargassum fluitans y S. natans) arribara en pequeñas cantidades a las costas del Caribe mexicano, en 2011 nuestras playas caribeñas fueron invadidas por un arribazón atípico, es decir, en mayor cantidad a la de años anteriores y esto resultó ser la antesala del gran problema que se presenta ahora en las costas de Quintana Roo.

En 2015 arribaron a estas costas cantidades sin precedentes de esta alga parda y personas expertas advirtieron que probablemente estábamos ante una dificultad que llegaba para quedarse. La evidencia lo confirmó, 2018 y 2022 han sido particularmente intensos. Han pasado 10 años y aún carecemos de estrategias contundentes y de información científica suficiente y oportuna que permita la toma de decisiones tanto gubernamentales y como no gubernamentales en torno a la atención, adaptación y mitigación del arribo masivo del sargazo al Caribe mexicano.

Generar esta información científica requiere conjuntar las capacidades de la comunidad académica para atender la problemática del sargazo, lo cual no es una tarea sencilla y significa un gran esfuerzo de coordinación. Sin embargo, durante la segunda mitad del año en curso, bajo una colaboración en el marco del Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGoM) se reunieron las capacidades de más de 80 científicas y científicos mexicanos para desarrollar un proyecto multi-institucional y multidisciplinario con apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) denominado “Sistema de Observación y Alerta Temprana del Sargazo”.

En este proyecto colabora personal académico de centros públicos de investigación y universidades tales como CICESE, CIDESI, CINVESTAV, CIMAT, CONACYT, ECOSUR, INAPESCA, UABC, UNAM (ENES Mérida, ICACC, ICMyL, Instituto de Ingeniería), liderados por el primero.

El proyecto propone el desarrollo de un sistema piloto que busca a través de tres ejes temáticos generar información cada día más precisa sobre: Detección: cuánto sargazo hay y en dónde está, tanto en mar como en costa; Pronóstico: cuándo, cuánto, a dónde y de dónde llegará a la región costera; Ambiente: bajo qué condiciones arriba o se remueve sargazo naturalmente de la costa, y en qué momentos las condiciones de las lagunas costeras tienen niveles preocupantes de diferentes indicadores ambientales relacionados con las mareas marrones de sargazo. Asimismo, se incluye el desarrollo de una plataforma WEB de visualización de todos los datos y procesos relacionados con el sargazo.

Aunque es importante destacar que a escala nacional tenemos las capacidades de respuesta a la problemática existente en las costas mexicanas, es necesario reconocer que este problema no es exclusivo de nuestro país. Este fenómeno no conoce fronteras y ha golpeado al Caribe, a la costa del oeste tropical de África y a nuestro vecino del norte en las costas de Florida. Los mares son nuestras fronteras abiertas, sólo el Caribe mexicano comparte sus aguas con 40 estados independientes o dependencias ubicados en la cuenca del Caribe o limítrofes con el océano Atlántico. Por ello, se requiere igualmente de apoyo para fortalecer las redes académicas de cooperación internacional para generar sinergias y potenciar la capacidad de detectar con rapidez el fenómeno y suministrar oportunamente información con base científica.

Además de los grandes centros turísticos de sol y playa, en las costas se encuentran comunidades humanas cuya subsistencia depende del mar. En el marco de la década de los océanos y pensando en un bienestar general de la población en torno a un océano sostenible se ha publicado la “Estrategia de Instrumentación para una Economía Oceánica Sostenible en México”, que en su capítulo Conocimiento del Océano propone desarrollar la educación y las ciencias oceánicas, tener en cuenta el valor del océano y aprovechar la ciencia, la tecnología y los datos oceánicos. Sin embargo, en nuestra nación carecemos de un sistema de observación de los océanos, en las escuelas se habla escasamente de nuestros mares y su importancia. Esto debe cambiar si queremos ser congruentes. Observar a los océanos y las costas se ha tornado en una necesidad creciente ante las diversas amenazas que trae consigo la contaminación, la sobrepesca, la pérdida de hábitat y el cambio climático. A este último precisamente se le ha atribuido la llegada masiva de sargazo, por lo que el “Sistema de Observación y Alerta Temprana del Sargazo”, puede representar un contundente primer paso en nuestro país.

La problemática del sargazo es compleja y requiere ser atendida desde diversos frentes, uno de ellos es el académico, que a su vez requiere de apoyo para su desarrollo, porque un país que invierte en ciencia puede disminuir costos sociales, ambientales, económicos y políticos.

* Investigadora de El Colegio de la Frontera Sur

(ECOSUR- Unidad Chetumal)

lcarrillo@ecosur.mx

Tomado de: Crónica