“Queremos emprender conversaciones con distintas agencias de gobierno y la industria privada, que tienen necesidades de información sobre el océano y su comportamiento con visión de futuro”, explica Juan Carlos Herguera García, investigador del Departamento de Ecología Marina del CICESE.

“Las observaciones marinas son importantes para todo aquel que tenga relación con el mar, diferentes industrias lo tienen muy claro, pero también la sociedad puede beneficiarse. Que tenga que cerrar un puerto, por ejemplo, es muy importante porque tiene pérdidas significativas, pero hacerlo basado en observaciones locales y de manera racional, acota el problema y las respuestas son más certeras, protegiendo vidas y la economía”, explica Juan Carlos Herguera García, investigador del Departamento de Ecología Marina del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), además de responsable técnico del Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGoM).

En entrevista, el doctor Herguera García, explica que la creciente importancia del conocimiento de los océanos para el desarrollo sostenible, así como para abordar las tendencias relacionadas con el clima, llevó a generar un caso de éxito en el país.

“La necesidad de observar el océano en México surgió a raíz del trágico accidente de la plataforma Macondo, que dio lugar a un problema que duró tres meses con múltiples daños. La industria de hidrocarburos en aquel momento hizo ver que no estamos preparados para un derrame de grandes magnitudes, desde la comprensión técnica, pero también para saber cómo se propaga un derrame en tiempo real y la afectación al ecosistema”.

Estas grandes preguntas que se hicieron desde Petróleos Mexicanos generaron una demanda que dio lugar al Consorcio de Investigación del Golfo de México, con diferentes líneas de investigación.

Uno de los proyectos más importantes son las plataformas de observación, que tienen como objetivo revisar el océano en tiempo real, ver cómo se está moviendo y ver hacia dónde van las corrientes, indispensables en el caso de un derrame.

El especialista explica que este desarrollo, que consiste en bollas costeras midiendo parámetros de meteorología atmosférica, oleaje y corrientes; radares costeros, que observan la “piel del océano”; y los planeadores submarinos que dan información hasta mil metros de profundidad, se han podido concebir proyectos de amplia trascendencia en distintos campos, por ejemplo:

Economía: Uno de los principales beneficios de las observaciones oceanográficas en los países que más han invertido en este campo (Canadá o Estados Unidos) ha sido una mayor precisión en las previsiones meteorológicas, climatológicas y oceánicas que se traducen en beneficios económicos. Por ejemplo, la mitigación parcial de eventos como son los arribazones masivos de sargazo, especialmente en el Caribe mexicano, requieren de un sistema de observaciones para anticipar sus trayectorias y minimizar su acumulación en las zonas de playa con importantes repercusiones económicas en el turismo de esa región.

Salud: La contaminación de los mares, la pérdida de hábitat de las especies y el cambio climático son aspectos que impactan en la salud de la población. La observación oceanográfica puede ayudar a las comunidades de la zona costera a detectar riesgos biológicos como proliferación de afloramientos algales masivos, de patógenos, así como de la salubridad de la alimentación que obtenemos del mar.

Seguridad: Muchas de las actividades económicas que se realizan en el Golfo de México como la pesca, la industria petrolera, el transporte de carga, y el turismo se ven afectadas por la circulación oceánica, el oleaje, los vientos y eventos externos como los huracanes. Por ejemplo, los fenómenos que generan gran oleaje, que pueden poner en riesgo la seguridad de las personas, de operaciones marinas costa afuera y en las costas, eventos que si los podemos anticipar pueden evitar pérdidas humanas y económicas graves.

Buena idea, invertir en prevención

El doctor Herguera García asegura que hay tendencias emergentes como el nivel del mar o el sargazo, estos son temas que requieren de un esfuerzo multinacional, pero también nacional, para entender el problema. En el caso del sargazo, México es importante receptor, por lo que toca invertir en las respuestas.

Explica que hoy se busca que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología pueda financiar observaciones en el Caribe mexicano, para, “por lo menos, poder anticiparnos unos días al arribo del sargazo y saber qué playas serán las que se podrían ver más afectadas y así entre la Marina, las comunidades, gobierno local, y la industria hotelera, minimizar el impacto”.

El investigador concluye que la política pública se tiene que dotar de los instrumentos y medios para hacer frente a problemas como este, “cuanto mejor esté informado (el gobierno) sobre la naturaleza de los diversos problemas, la política será mucho más efectiva y no se van a derrochar recursos, será un uso racional de los mismos, todo ello alimentado de información racional”.

“Cuando el país invierte en una iniciativa con unas preguntas clave y claras, que involucra a institutos de investigación para poder abordar esas preguntas, se genera un grupo multidisciplinario y multiinstitucional de cómo comprender los problemas. Ese ha sido el gran aprendizaje, cómo comunicarnos nosotros para poder contestar preguntas pendientes, en este caso sobre cómo entender al Golfo de México, cómo interactuar y gestionarlo de una manera sostenible”, apunta el especialista.

Tomado de: El Economista