Daniel Pech
Investigador del Laboratorio
de Biodiversidad Marina y Cambio Climático en el Colegio de la Frontera Sur

Cuando ocurren accidentes con derrames de petróleo al ambiente marino, una de las grandes preguntas es: ¿cuánto daño causa el petróleo a la biota y al ecosistema? La respuesta aceptada y generalizada se resume en: causa pérdidas de especies marinas y un gran daño al ecosistema. Así lo confirman las imágenes de aves y mamíferos marinos cubiertos de petróleo difundidas en medios electrónicos e impresos. Sin embargo, evaluar el daño y la vulnerabilidad de la biota y del ecosistema marino requiere de mayores evidencias basadas en mediciones y observaciones de campo y de laboratorio que permitan comprender el tipo, la magnitud y la intensidad del daño.

En el golfo de México, la estrategia de evaluación del ecosistema marino después de un derrame de petróleo consiste en mediciones de campo para detectar la presencia de contaminantes en la columna de agua, sedimentos y tejidos de peces, así como para estimar la abundancia y la diversidad de la biota que habita la superficie marina (plancton), la columna de agua (peces) y el fondo marino (invertebrados bentónicos).

Hallar respuestas con experimentos controlados

Esta estrategia ha sido de gran valor para estimar las posibles afectaciones sobre la biota y el ecosistema marino; pero, a pesar de toda la información, persisten dos dudas: una, ¿cuáles son los efectos directos del derrame de petróleo?, y dos, ¿es vulnerable la biota marina a este tipo de derrames? Para hallar respuestas, es necesario realizar experimentos controlados de exposición al petróleo con organismos o comunidades modelo para obtener información directa de la respuesta fisiológica y ecológica que nos sea útil, para interpretar y evaluar con mayor precisión lo observado en las mediciones de campo.

El proyecto Implementación de redes de observación oceanográficas (físicas, geoquímicas, ecológicas) para la generación de escenarios ante posibles contingencias relacionadas a la exploración y producción de hidrocarburos en aguas profundas del golfo de México, permitió por primera vez en nuestro país realizar experimentos de exposición al petróleo. Éstos fueron diseñados para evaluar la vulnerabilidad de la biota marina ante la exposición de petróleo crudo ligero extraído del campo Ixtoc-I de la sonda de Campeche.

La primera serie de experimentos en condiciones controladas permitió evaluar la respuesta del pez corvina roja a diferentes concentraciones de petróleo crudo, así como la del pez lenguado expuesto a diferentes concentraciones de la fracción soluble del petróleo en agua, conocida por sus siglas en inglés como WAF (Water Associated Fraction). El petróleo ligero es altamente volátil con tasas de evaporación de entre 60 y 80 % al ser expuesto a la intemperie en las primeras 48 horas. Los componentes que no se evaporan y poseen el mayor potencial de causar daño a la biota, se mezclan con el agua marina y persisten en el medio por varios años.

La segunda serie de experimentos se realizó bajo condiciones semicontroladas de mesocosmos, es decir, en un sistema experimental semicontrolado que simula las condiciones naturales del ecosistema y bajo las cuales se evaluó la vulnerabilidad de la comunidad planctónica.

La vulnerabilidad depende de varios factores

Los resultados de estos experimentos han permitido tener evidencias frente al gran cuestionamiento: ¿es vulnerable la biota marina ante la exposición a petróleo? Sí. La biota es vulnerable ante la exposición de petróleo, pero esta vulnerabilidad depende del tiempo de exposición, de la concentración de petróleo y de la respuesta fisiológica de las especies.

Tanto la corvina roja como el lenguado mostraron una afectación baja al inicio del experimento, sin importar la concentración del petróleo. Esto significa que en los primeros días el impacto del petróleo sólo causó daños leves, posiblemente reversibles, a nivel celular y de tejidos sin comprometer la función fisiológica y ecológica de los peces. Al final del experimento, la corvina roja mostró daño celular y de tejidos que afectó la funcionalidad del organismo, lo cual se clasifica como una vulnerabilidad alta. Por el contrario, el lenguado mostró una baja vulnerabilidad, lo que indicó que el pez se adaptó a las condiciones existentes en su entorno.

La vulnerabilidad de la comunidad del plancton fue baja al inicio del experimento con respuestas similares a las de las comunidades que no se vieron expuestas al petróleo. El daño aumentó a niveles medios a la mitad del experimento, cuando se observó una disminución de la diversidad y la abundancia del fitoplancton. Hacia el final del experimento, la vulnerabilidad del plancton fue baja, pero con un aumento significativo de bacterias que se alimentan de los compuestos de hidrocarburos (hidrocarbonoclastas). Lo anterior muestra la importancia de este grupo de bacterias para la recuperación de la comunidad de plancton expuesta a petróleo.

Sí, pero se defienden

La biota y la comunidad marina son vulnerables ante la exposición a petróleo, pero también cuentan con mecanismos fisiológicos y ecológicos que permiten su recuperación y disminuyen la afectación. No obstante, ante derrames de larga duración e intensidad, la vulnerabilidad de la biota y de los organismos que se hallan en la misma zona de la mancha del petróleo puede ser muy alta y sin punto de retorno.

Para mayor detalle de los experimentos consultar el siguiente texto:

Aguirre Macedo, P., Pérez Brunius y Saldaña Ruiz, L. E. (2020). Vulnerabilidad ecológica del golfo de México ante derrames de gran escala (caps. 8 y 9). CICESE. http://doi.org/10.5281/zenodo.4527457