Iván Restrepo

En 1988 el Centro de Ecodesarrollo, Cecodes, publicó el primer Atlas sobre el Caribe y el Golfo de México. Fue el paso inicial en la tarea de lograr un criterio uniforme sobre la ubicación de áreas críticas en esa región costera. Para ello reunió la información básica para definir y establecer el grado de vulnerabilidad de ciertos ecosistemas ante la contaminación y pérdida de la riqueza biótica. Igualmente describió los recursos disponibles para enfrentar un problema de tal índole en el futuro.

El atlas de 1988 se compuso de cinco grandes apartados: en el primero se describieron los ambientes físicos y biológicos; en el segundo las actividades económicas; después lo referente a las pesquerías; en el cuarto, los principales indicadores de alteración ambiental; finalmente, se ofreció un balance regional de los recursos, las actividades productivas y el ambiente.

En la integración de los materiales de ese atlas colaboraron quienes llevaban años estudiando los problemas más sobresalientes que afectan al Golfo y al Caribe de México, como los doctores Mónica Herzig, Alfonso Vázquez Botello y el maestro Francisco Contreras. De ellos, el Centro de Ecodesarrollo había publicado importantes trabajos sobre los recursos naturales, la contaminación y la utilización racional de las áreas costeras. El más sobresaliente fue el del doctor Alejandro Toledo Ocampo sobre el corredor industrial Coatzacoalcos-Minatitlán-Cosoleacaque-Cangrejera.

La publicación de dicho atlas, hoy seguramente empolvado en los estantes de las bibliotecas de los centros de investigación marina y costera, se logró gracias al apoyo de la Secretaría de Pesca. Pese a los años transcurridos, no pierden vigencia los principales planteamientos y datos reunidos en él. Y fueron una llamada de alerta para hacer las cosas distintas en tan importante región del país.

A más de 30 años de ese aporte científico, otro grupo de investigadores elaboró un atlas muchísimo más completo y actualizado sobre el Golfo de México: Atlas de línea base ambiental del Golfo de México. Es fruto de la colaboración de reconocidas instituciones científicas y el apoyo financiero de varias instituciones del Estado.

Confieso que desconocía la existencia del nuevo atlas. En una visita a México, el doctor Horacio de la Cueva, del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Baja California (CICESE), me describió su importancia y luego me envió los once tomos que lo integran.

Luego de leerlos, no tuve duda de la necesidad de que La Jornada Ecológica publicara algunos de los trabajos incluidos en él. Y que los lectores supieran que todo el material lo pueden consultar gratuitamente. Especialmente los funcionarios, que suelen tomar medidas absurdas que atentan contra la riqueza del mar y los ecosistemas costeros.

Agradezco a los autores de los textos que integran este número de nuestro suplemento; igualmente el trabajo orientador de Horacio de la Cueva, el de edición de Laura Angulo y el de formación de Estela Guevara.

Tomado de: La Jornada Ecológica