Mercedes A. Quintanilla Mena, Víctor Manuel Vidal Martínez, Daniel Aguirre Ayala y Arturo Centeno Chalé Investigadora e investigadores del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional

Abril de 2010, circulan por doquier imágenes de la enorme plataforma petrolera de British Petroleum incendiándose y dejando una enorme estela de crudo frente a Luisiana, al norte del golfo de México. Conforme pasan las horas, nos enteramos del derrame del Deep Water Horizon (DWH), y una pregunta acecha a México: ¿llegará a nuestro país? De haber sido así, el derrame hubiera ocasionado una enorme desgracia para miles de pescadores de la parte mexicana de este golfo. A pesar de que el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) pronto organizó cruceros para determinar si existía petróleo del dwh en aguas mexicanas, los abogados de la petrolera británica se las ingeniaron para decir que no había evidencia científica sólida para afirmarlo y tan sólo indemnizaron a México con 25.5 millones de dólares. En cambio, Estados Unidos recibió 20 mil millones de dólares. ¿Por qué? Porque ellos tenían información científica y técnica publicada y sólida.

Esto no debe pasar en México nunca más. Meses después del incidente, nació el Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGoM). Apoyado por la Secretaría de Energía (SENER) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), comenzó su ambicioso proyecto orientado a obtener la información científica necesaria para defender a México de cualesquier abogados de las grandes compañías petroleras. En las siguientes líneas, compartimos un fragmento del gran proyecto; asimismo, narramos brevemente los efectos del petróleo y de diversos metales en peces.

¿Qué hicimos?

Durante cinco años llevamos a cabo 21 cruceros oceanográficos, y visitamos 242 estaciones del golfo, algunas de las cuales se muestras en la figura 1. Esto, para determinar los niveles de petróleo y metales pesados en agua, sedimentos y organismos. Estudiamos estos compuestos y los efectos en lenguados, peces del fondo y cuatro especies de peces de la columna de agua mediante biomarcadores, es decir, tratamos de determinar los cambios bioquímicos que indican alteraciones en la fisiología del pez. Medimos la bioacumulación de hidrocarburos aromáticos policíclicos, o HAPs, y metales (Pb, Ni, V y Cd), así como las respuestas de los peces, incluidos metabolitos de hidrocarburos, expresión de genes de vitelogenina, estrés oxidativo, metilación del adn, carga parasitaria, histología, micronúcleos y microcitos en células y, por último, la conectividad biológica entre subpoblaciones de peces del golfo de México.

¿Qué hallamos?

Pudimos observar que los peces tienen hidrocarburos y metales pesados en sus tejidos, aunque los niveles sólo fueron altos en algunas zonas, como en el borde de la plataforma continental de Yucatán. ¿Por qué ahí? Posiblemente porque ocurren emanaciones naturales de petróleo, y los peces se ven expuestos crónicamente o, quizá, porque los barcos derraman hidrocarburos que son acumulados por los peces. Pensábamos que en la Sonda de Campeche los peces tendrían altas concentraciones de hidrocarburos, pero no fue así. Una probable explicación es que mueren cuando están expuestos crónicamente a petróleo y son sustituidos por otros más jóvenes que apenas van bioacumulando.

Respecto de las respuestas fisiológicas de los peces, detectamos que producen metabolitos de hidrocarburos. Estos
hidrocarburos, más un grupo hidroxilo (O H), los hace fluir más fácilmente hacia el exterior a través de la bilis o la orina. En los genes encontramos activación, lo cual demuestra que los peces están procesando los contaminantes. Hubo vitelogenina en machos, lo que indica feminización de los organismos. En cuanto a la metilación del adn, que en general debe estar entre 7 y 9 %, observamos valores menores a 7 %, probablemente como consecuencia de la exposición al petróleo. También hallamos deformaciones como microcitos y micronúcleos, aunque en baja proporción. Asimismo, observamos grandes cantidades de parásitos en la Plataforma de Yucatán, lo que sugiere un ambiente sano, pues sus ciclos de vida se completan sin problema.

En cambio, en la Sonda de Campeche había pocos parásitos, sin aparentes problemas ambientales. En cuanto a la histología, hubo daños en peces del borde de la Plataforma de Yucatán, lo que puede estar asociado a los HAPs en la misma zona. En la Sonda de Campeche se detectaron pocos daños en peces y, por ello, pensamos que los que se ven expuestos crónicamente al petróleo mueren y, como hemos dicho, son sustituidos por jóvenes con menos daños. En lo que toca a la conexión de peces entre diferentes subpoblaciones, no tienen problemas para reproducirse.

¿Qué concluimos y hacia dónde vamos?

Los peces presentaron niveles de hidrocarburos y metales pesados, y dieron respuestas fisiológicas aparentemente «normales» para una zona petrolera como el golfo de México. En pocos casos, los valores de estos contaminantes excedieron a lo recomendado para consumo humano. Los datos obtenidos hasta ahora sirven como información técnica adecuada para, en caso de derrames petroleros, presentarla ante autoridades y tomadores de decisiones. A pesar de lo que hemos avanzado, la cantidad de cruceros no fue la suficiente como para poder recopilar la variabilidad de los biomarcadores considerados. Por tanto, para mantener a México en la vanguardia de estos estudios y actividades es necesario establecer un programa permanente de monitoreo ambiental, considerando las variables ya estudiadas, y crear una agencia oceanográfica mexicana que compile, analice y distribuya la información generada.

Si te interesa ver todo lo que obtuvimos, visita el sitio web del Atlas de Línea Base Ambiental del golfo de México (https://atlascigom.cicese.mx/) y los libros de escenarios de derrames y de vulnerabilidad de especies selectas a derrames
en este mar mexicano (https://turing.cicese.mx/).

 

Número completo disponible en: https://conacyt.mx/wp-content/uploads/publicaciones_conacyt/ciencias_y_humanidades/03_Ciencias_y_Humanidades.pdf