En 2010, la explosión de la plataforma petrolera Deepwater Horizon, de British Petroleum (BP), causó el derrame más grande en la historia, cinco millones de barriles de crudo fueron vertidos. Aunque la tragedia no escapa del imaginario más elemental, se desconoce el impacto real que tuvo, puesto que se ignoraba gran parte de las condiciones del Golfo de México. A partir de entonces, instituciones de todo el país conformaron el Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGoM), con el objetivo de generar el conocimiento de este cuerpo de agua, que sigue expuesto a la explotación petrolera.
El CIGoM es uno de los más grandes proyectos científicos del país y quizá el más vital para la oceanografía de México. En éste participan universidades e institutos de investigación de todo el país, bajo un financiamiento federal a través de Conacyt y la Secretaría de Energía (Sener). El consorcio tiene una pieza clave a partir de la cual se construye gran parte de su estructura: el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), un polo de referencia científica en el noroeste del país.
El CICESE es uno de los Centros Conacyt más grandes y con mayor crecimiento en la joven historia científica del país en su etapa moderna y en 2018 cumple 45 años. En entrevista, su director, Silvio Marinone, refiere cuáles son los proyectos de investigación más importantes que llevan a cabo y el pulso de la institución.
“Nuestra misión es ser un centro público de investigación con el mayor impacto transformador en la sociedad a través de la investigación científica y creo que lo reflejamos bien en dos megaproyectos que lideramos desde hace unos años: el Centro Mexicano de Innovación en Energía Geotérmica (CeMIEGeo) y el Consorcio de investigaciones del Golfo de México (CIGoM)”.
Hoy, los proyectos se han consolidado, añade, en buena medida porque han atravesado el umbral crítico de trabajo, la adquisición de equipo y el desarrollo de subproyectos inmersos en ellos. “Estamos apuntando un cierre en ambos, por lo que es el momento de demostrar que pudimos, junto con todos los colaboradores, llevarlos a buen puerto dada su envergadura, cada uno es más grande que el CICESE”.
Desarrollar ambos, de manera física y virtual, ha sido un aprendizaje tremendo, apunta el científico, pero además inédito en el país. “Nos puso en el ojo de los agentes que se interesaron en llevar a cabo los estos estudios (Sener y Conacyt), quienes reconocieron nuestro potencial. Estamos por demostrar que lo hemos hecho bien”. A partir del cierre de esta etapa, se buscará que los proyectos sean autosustentables.
Después del derrame de BP, el CICESE recibió financiamiento para hacer estudios en aguas profundas y analizar las afectaciones, recuerda Marinone. “Ahí se descubrió que en México no había conocimiento real del Golfo de México, entonces la Sener y el Conacyt lanzaron una convocatoria para hacer un estudio de caracterización y generar la información debido al pobre conocimiento que se tenía, así como todas las necesidades requeridas ante un próximo derrame”.
Tomado de: CRÓNICA
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