Las especies de bacterias fueron detectadas como parte de los hallazgos del Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGoM). Liliana Pardo considera que el mundo se dirige a un creciente uso de la biorremediación.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) informó ayer que investigadores de esa casa de estudios han identificado y protegido bajo el modelo de secreto industrial 43 cepas de bacterias que existen en las profundidades del Golfo de México y son capaces de degradar petróleo, por lo que realizan actualmente investigaciones en las que limpian o biorremedian áreas experimentales de mar y playa, con condiciones controladas y seguridad.
Con algunas de esas bacterias trabajan en pequeñas simulaciones de derrames de petróleo, en una zona experimental controlada, en Sonora. Con otras cepas de bacterias iniciarán experimentos de limpieza o biorremediación de arena contaminada con petróleo. Las 43 especies de bacterias fueron detectadas como parte de los hallazgos del Gulf of Mexico Research Consortium (CIGoM), donde colaboran Liliana Pardo López y Fidel Alejandro Sánchez Flores, ambos investigadores del Instituto de Biotecnología (IBt), de la UNAM.
Desde hace seis años ambos especialistas participan en las campañas oceanográficas del CIGoM junto con investigadores del CICESE (Ensenada), la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, y el CINVESTAV-Mérida, con el objetivo de conocer qué tipo de microorganismos habitan el Golfo de México y hoy pueden ser aprovechadas como herramientas para biorremediar playas o aguas contaminadas.
Con éxito se han realizado las primeras pruebas de bacterias capaces de degradar el petróleo, y algunos de sus derivados entre ellos plásticos; el siguiente paso es utilizarlas en beneficio de la humanidad, de acuerdo con esta línea de estudio impulsada por investigadores del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM.
Campo y gabinete
Las pruebas que realiza la UNAM, con las bacterias capaces de degradar petróleo consisten en revisar la eficacia en agua de mar y arena. La primera se realiza en Sonora, pues implica bombear 5 mil litros de agua de mar para tener una contaminación controlada. Por otra parte, la segunda con arena contaminada se realizará en Guerrero, en una región a pie de mar donde se tiene acceso a ella, la cual es puesta en mallas para evitar que los contaminantes usados en la prueba pasen al subsuelo.
“Hoy día tenemos estudiantes de doctorado en el IBt que justo están comprobando que esas bacterias pueden también degradar plásticos, estamos trabajando con diferentes tipos de plásticos. Actualmente, me encuentro en Francia haciendo un año sabático en el laboratorio de Oceanografía de Villefranche en la Sorbona y trabajando en la colonización y degradación de plásticos por bacterias que viven en el Mediterráneo, para poder traer ese conocimiento a la UNAM y estar capacitados para seguir transfiriendo paquetes tecnológicos, pero ahora para la degradación de plásticos en los océanos, que es una problemática que atañe a todo el planeta” agregó Pardo López.
Legado CIGoM
Científicamente hablando, añadió la líder institucional ante el Consorcio CIGoM, los resultados de ese trabajo interinstitucional e interdisciplinario fueron extraordinarios. Uno de los primeros frutos del consorcio CIGoM es el Atlas de Línea Base Ambiental del Golfo de México que es un gran acervo para el país. Se publicaron 11 tomos sobre meteorología, peces, mamíferos, pastos marinos, etcétera, y uno de ellos está dedicado a las bacterias.
Este esfuerzo no tiene precedentes, ya que logró que 300 investigadores de las mejores instituciones del país trabajaran en conjunto para conocer un poco más el Golfo.
Los investigadores analizaron los microorganismos con una técnica llamada metagenómica, que les permite extraer el ADN y varias cepas más (conjuntos de microorganismos que pertenecen a una misma especie y provienen de una única célula) fueron llevadas al laboratorio para secuenciar sus genomas, clasificarlas y, gracias a ello, hoy en día el IBt cuenta con una base de datos de 300 bacterias aisladas, de las cuales 43 se han identificado que pueden degradar el petróleo.
Tomado de: Crónica
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