Las tortugas marinas son sensibles a los cambios ocurridos en el ambiente y estudiar su vulnerabilidad frente a factores de estrés es útil para el manejo y gestión de sus poblaciones; así como de los hábitats que utilizan a lo largo de su ciclo de vida, lo cual también impacta positivamente a otras especies con las que conviven.
María de los Ángeles Liceaga Correa, investigadora del Departamento de Recursos del Mar del Cinvestav Unidad Mérida, junto con Eduardo Cuevas Flores, adscrito actualmente a la Universidad Autónoma del Carmen, encabezaron un equipo de trabajo para identificar los hábitats en donde las cuatro especies de tortugas marinas más abundantes en el sur del Golfo de México y el Caribe mexicano, anidan, se alimentan, residen y migran.
Lo anterior con el fin de evaluar espacialmente (en mapas cartográficos) su vulnerabilidad ecológica, y la de sus hábitats, frente a seis principales amenazas: aumento en la temperatura superficial del mar, huracanes, explotación pesquera, tránsito marítimo, cercanía a pozos de extracción de petróleo y exploraciones sísmicas.
De acuerdo con Liceaga Correa, es el primer esfuerzo de investigación a nivel regional que se realiza en aguas mexicanas del Golfo de México y Caribe mexicano, en el cual, a partir del rastreo de decenas de tortugas marinas se identificaron áreas prioritarias de atención frente a un derrame de petróleo.
Los hábitats críticos y rutas migratorias de las especies, carey (Eretmochelys imbricata), blanca/verde (Chelonia mydas), lora (Lepidochelys kempii) y caguama (Caretta caretta), fueron identificados a través del análisis de datos obtenidos del rastreo de 85 tortugas marinas hembras adultas. Durante un año y medio se localizaron individuos de estas especies en costas mexicanas, desde Tamaulipas hasta Quintana Roo, para colocarles en el caparazón un transmisor satelital, que envía datos de ubicación, y otros sensores de ondas de radio.
Esto permitió determinar que algunos de los sitios de alimentación o residencia de mayor relevancia para las tortugas marinas se concentran en las costas de Veracruz, la península de Yucatán y la zona marina de Texas y Luisiana, en Estados Unidos; mientras que los de interanidación se encuentran en áreas costeras frente a sus playas de anidación.
Por otro lado, a partir del análisis de imágenes satelitales se identificaron hábitats que potencialmente serían utilizados para el desarrollo de crías y juveniles tempranos de tortugas marinas en la zona oceánica frente a Tamaulipas, Veracruz y Texas. En el caso de los principales corredores migratorios se ubican al norte de la península de Yucatán y en la costa oeste del Golfo de México (Tamaulipas, Veracruz y Tabasco); en el mar Caribe la migración es en su mayoría costera, explicó la especialista del Cinvestav.
Para estimar la vulnerabilidad ecológica de las cuatro especies se utilizó como base el modelo propuesto por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que contempla la sensibilidad, el nivel de exposición y la capacidad de adaptación de las tortugas a las seis amenazas contempladas.
A cada amenaza se le asignó un valor basado en información bibliográfica y el conocimiento de especialistas en tortugas marinas. Y fueron el sureste y suroeste del Golfo de México los que albergaron los sitios de mayor vulnerabilidad ecológica.
En cuanto a un posible derrame de hidrocarburos de gran magnitud, como el del Deepwater Horizon ocurrido en el norte del Golfo de México en el 2010, las zonas con mayor riesgo están en Veracruz, Tabasco y Tamaulipas, ya que son sitios de interanidación, migración y alimentación para las cuatro especies de tortugas marinas, explicó Cuevas Flores.
Los escenarios de derrame de petróleo, con origen en seis pozos hipotéticos ubicados al sur y oeste del Golfo de México, fueron generados por uno de los grupos de investigación del Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGOM), y permitieron evaluar la interacción del hidrocarburo con los hábitats oceánicos y la vulnerabilidad ecológica de cada especie estudiada.
La información recabada, señaló Cuevas Flores, será de utilidad en la planeación, el manejo y la conservación de la tortuga carey, blanca/verde, lora y caguama, que están en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Derivado de este trabajo, financiado por el Fondo Sectorial Conacyt-SENER-Hidrocarburos, se conformará un “Plan de atención a tortugas marinas ante una contingencia por derrame de hidrocarburo”, a difundirse entre varios actores del gobierno y la sociedad civil.
El estudio es parte del Tomo II de la colección “Regiones, especies y ecosistemas vulnerables ante derrames de petróleo de gran escala”, que integra información generada entre 2015 y 2020 por investigadores de diversas instituciones que colaboran o son parte del CIGOM, incluido el Cinvestav.
Puedes revisar el artículo original en este enlace: DOI:10.5281/zenodo.4527457
Tomado de: Conexión Cinvestav
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