La tecnología permite hacer un muestreo por temporada del año para tratar de encontrar y ver la posición geográfica, el tipo de especies y el número de individuos de cada una de las especies.
Además de proporcionar información en torno a la vulnerabilidad de cetáceos y peces pelágicos ante un posible derrame petrolero en el golfo de México, la investigación aportará conocimiento respecto a la distribución de la diversidad en aguas mexicanas de esa zona.
AIC: ¿Qué se hace con la información obtenida tras el marcaje?
OSN: Con la información que tenemos histórica de presencia de los individuos, lo que estamos haciendo es ver los puntos en donde están o donde se han encontrado con una referenciación geográfica.
A estos puntos, con un análisis que se llama modelos de nicho ecológico, lo que hacemos es tomar la ubicación del individuo y combinar información de variables oceanográficas como temperatura, salinidad y clorofila, para poder determinar en qué condiciones se encontró el individuo.
Al sumar toda esta información, tenemos la nube de posibles valores de estas variables oceanográficas y lo que hacemos es una modelación para que en lugares donde no haya individuos, pero estén los valores de las variables oceanográficas, entender cuál es la distribución potencial y conocer dónde hay una alta probabilidad de que estos individuos se encuentren debido a que cumple con las condiciones.
Ya con los modelos vamos a sobreponer las diferentes distribuciones potenciales y donde haya una probabilidad de muchas especies, esos sitios los llamaremos zonas torales, son zonas de gran importancia y de diversidad para estos grandes vertebrados y estos puntos serían donde hay una gran susceptibilidad si hay un derrame y si llega la mancha de petróleo.
Tomado de: La Vanguardia
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