Por Marytere Narváez
Mérida, Yucatán. 13 de abril de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- En 2010 ocurrió uno de los derrames de petróleo más grandes en el planeta durante las actividades de la compañía British Petroleum (BP) en el Golfo de México. Ante el evento, diversas instancias gubernamentales e instituciones educativas se reunieron para analizar los efectos que la problemática podía tener en el país, primer paso que conformaría el Consorcio de Investigación del Golfo de México (Cigom), que recientemente efectuó su primera evaluación anual en el Parque Científico Tecnológico de Yucatán.
De acuerdo con Romeo de Coss Gómez, investigador y director del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav IPN), uno de los antecedentes principales del Cigom fue la creación de un grupo intersectorial para atender el derrame del golfo, en el que participaron instituciones científicas que conformaron un proyecto de tres años financiado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y liderado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).
Durante el proyecto se realizaron tres cruceros oceanográficos para conocer el impacto del derrame. En palabras de Romeo de Coss, uno de los aprendizajes más importantes fue la colaboración interinstitucional nacional a gran escala, así como el reconocimiento de que hasta entonces se tenía información muy fragmentada sobre los diferentes aspectos que constituían el Golfo de México.
“A pesar de que se generaron estudios y datos muy importantes en esos tres cruceros, nos dimos cuenta que la información que logramos recabar era incompleta y hacía falta mucha más, así que con la experiencia y disponibilidad que se generó entre las instituciones, el gobierno de México y la empresa paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex), visualizamos la posibilidad de crear un consorcio de instituciones que de manera coordinada estudiaran el golfo”, expresó el investigador y director del Cinvestav.
Con el financiamiento de la Secretaría de Energía (Sener), el Fondo de Hidrocarburos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y Petróleos Mexicanos, se consolidó el proyecto “Implementación de redes de observaciones oceanográficas (físicas, geoquímicas, ecológicas) para la generación de escenarios ante posibles contingencias relacionadas a la exploración y producción de hidrocarburos en México”, en el cual se determinó que el primer paso consistía en elaborar una línea base donde se pudiera recopilar toda la información de organismos, la calidad del agua, la contaminación en los sedimentos y las corrientes oceánicas, con el fin de conocer en qué estado se encuentra el ecosistema previo a un accidente. En un segundo aspecto, se visualizó como gran objetivo desarrollar una serie de estrategias de prevención ante accidentes de este tipo a partir de la sinergia entre el sector científico, el académico y el industrial.
“Se conformó como un proyecto orientado a satisfacer este tipo de información necesaria para que, en caso de llegar a ocurrir algún derrame por otra empresa que trabaje en el golfo, podamos elaborar un plan estratégico con una buena base de información científica”, expresó el investigador.
De acuerdo con Romeo de Coss, son tres los grandes objetivos del proyecto. El primero radica en tener información de línea base del ecosistema que permita conocer cuál es el estado actual del Golfo de México. El segundo busca desarrollar una serie de tecnologías que permitan colectar datos oceanográficos de corrientes, de vientos en tiempo real y a través de un sistema satelital, entre otras herramientas. El tercer objetivo es desarrollar esquemas de simulación del derrame para poder prever, a partir de las condiciones que existieran en el momento dado, hacia dónde podría impactar un derrame y realizar un análisis de riesgos que pueda informar de forma clara, rápida y precisa cuál es el impacto ambiental, el impacto social y el impacto económico que pudiera tener un incidente de estas magnitudes.
Con una inversión de más de mil 500 millones de pesos y una extensión de cinco años, el proyecto se presenta como uno de los más grandes desarrollos en investigación científica oceánica y cuenta con la participación de más de 80 investigadores enfocados en objetivos coordinados.
Primer año de actividades
Guido Marinone Moschetto, director del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), señaló que la reunión tuvo por objetivo fundamental realizar el reporte del primer año de actividades de las cinco líneas de acción principales.
“En la reunión se harán talleres donde los investigadores comparan sus metodologías, resultados, y hacen acuerdos en torno a todas las mediciones que están realizando, es decir, estandarizar ciertas técnicas de laboratorio y respuesta ante elementos emergentes que van saliendo sobre la marcha”, comentó.
Transferencia tecnológica
El proyecto ha contemplado la asociación de BajaInnova, empresa certificada por la Secretaría de Economía y el Conacyt, que presta los servicios de transferencia de tecnología para el ambiente académico.
“En el proyecto, BajaInnova puede apoyar la propiedad intelectual que se genere dentro del proyecto para que pueda ser transferida al cliente final, es decir, Pemex. Asimismo, puede ser transmitida a otras compañías a las que este tipo de tecnología les sea útil”, señaló el director de BajaInnova, Eduardo Valtierra.
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p style=”text-align: justify;”>Los derechos de autor de las bases de datos, la transferencia de información y la capacitación para interpretarla son algunas de las actividades mediante las que la empresa contribuirá al proyecto en el Cigom
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