Luz Erandi Saldaña Ruiz, investigadora del Departamento de Oceanografía Biológica del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Paula Pérez Brunius, investigadora del Departamento de Oceanografía Física del CICESE, Leopoldina Aguirre Macedo, investigadora del Departamento de Recursos del Mar del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional y el investigador Daniel Pech del Laboratorio de Biodiversidad Marina y Cambio Climático de El Colegio de la Frontera Sur.

Derrames petroleros de gran escala, como el ocurrido en abril de 2010 en el pozo Macondo en el golfo de México, causan severos daños ambientales y económicos a largo plazo. Más grave aún, si consideramos que el golfo alberga una alta diversidad de hábitats y organismos marinos que sustentan actividades de gran valor, como la pesca, la acuicultura y el turismo. Una de las mayores actividades económicas de la zona es la producción de petróleo que, por sus características,
implica riesgos de accidentes como el del pozo Macondo. Ese desastre expuso la falta de herramientas que permitan anticipar los efectos adversos de un derrame de gran escala, orienten estrategias de planeación ante contingencias y prioricen la disposición de recursos para las medidas de mitigación.

Tras las pistas de los más vulnerables

Uno de los objetivos del Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGoM) fue identificar los organismos y ecosistemas marinos más propensos a ser afectados por un derrame, con el fin de proporcionar elementos científicos a las autoridades
responsables de la elaboración de estrategias de respuesta y mitigación ante estos accidentes. Para ello, se realizó una evaluación de la vulnerabilidad ecológica, evaluación que consiste en cuantificar en qué medida los organismos y sus hábitats son susceptibles a daños ante una amenaza —como la exposición a petróleo—, considerando su capacidad para hacer frente a los efectos adversos que ésta ocasiona. De esta manera, se identificaron potenciales afectaciones al ambiente por un derrame, antes de su ocurrencia, lo que generó información clave para plantear acciones de prevención, preparación y respuesta ante derrames de hidrocarburos en aguas marinas.

Analizamos especies, familias y ecosistemas

Determinar la vulnerabilidad de un ecosistema tan complejo y vasto no fue tarea fácil. Por ello, los investigadores del CIGoM, bajo diversos enfoques, realizamos evaluaciones a diferentes escalas, según la información disponible. El análisis se hizo a nivel de especies como el atún aleta amarilla; de familias, como el conjunto de especies de tiburones y rayas, y ecosistemas, incluyendo a sus organismos y hábitats clave. El trabajo abarcó desde la respuesta ante la exposición a petróleo por parte de los organismos microscópicos (fitoplancton), que son la base de la cadena alimenticia en el mar, hasta el posible impacto en grandes regiones geográficas donde se agrupan varios hábitats y especies marinas. Uno de los enfoques consistió en evaluar la vulnerabilidad de tortugas marinas y comunidades de pastos marinos ante múltiples amenazas que ya los afectan. Por ejemplo, en el caso de las tortugas se analizaron sus hábitats críticos, playas de anidación y rutas de migración, y amenazas, como el tránsito marítimo y la pesca, de manera que se obtuvo un mapa de las regiones donde las tortugas son más
vulnerables.
La superposición de dichos mapas con los de las regiones donde es más probable que arribe el petróleo durante un derrame (Pérez Brunius et al., en este número), permitió establecer las especies de tortugas y sus hábitats críticos que podrían verse más afectados. Por ejemplo, derrames en aguas profundas de la región suroeste del golfo tienen un potencial alto de afectar hábitats críticos de la tortuga lora, que se encuentra en peligro de extinción.

¿Y los mamíferos marinos y los peces?

Otro enfoque estimó la vulnerabilidad de mamíferos marinos y peces; para ello, se evaluaron las características que determinan el grado de afectación y capacidad de recuperación de cada especie ante su contacto con el petróleo. Por ejemplo, la necesidad de respirar de los delfines y ballenas los expone al contacto del hidrocarburo con la piel y a la aspiración de vapores tóxicos, haciéndolos susceptibles a daños. Además, son longevos y producen pocas crías, lo cual limita el potencial de recuperación de sus poblaciones. Obtuvimos los mapas de su vulnerabilidad ecológica, combinando esa
información con el área geográfica en la que potencialmente se encuentran. El traslapo con las regiones posiblemente expuestas tras un derrame permitió establecer los grupos de especies que más podrían resultar afectados.
Por ejemplo, derrames en aguas profundas del noroeste del golfo afectarían principalmente a atunes y a peces picudos como el marlín, mientras que los registrados en el suroeste afectarían más a tiburones y rayas.

Bajo la lupa: hábitats y especies clave

El tercer enfoque fue una estimación de la vulnerabilidad ecológica a nivel del ecosistema, analizando la afectación conjunta de sus componentes en regiones geográficas preestablecidas. Se incluyeron hábitats y especies clave de invertebrados, peces, tortugas marinas, aves y mamíferos marinos. Además, se identificaron las regiones geográficas que son vulnerables al petróleo y, con mayor probabilidad, de verse afectadas por simulaciones de la mancha de un derrame originada en sitios hipotéticos. El último enfoque determinó los cambios en la vulnerabilidad en organismos modelo ante diferentes concentraciones de petróleo y tiempo de exposición mediante experimentos controlados en laboratorio. Se estudiaron
comunidades microscópicas de fitoplancton y bacterias, así como de dos peces costeros (lenguado y corvina roja), lo que proporcionó indicadores que permiten refinar nuestras futuras evaluaciones de vulnerabilidad.
Los resultados de este enorme esfuerzo de investigación son un valioso primer acercamiento al problema ambiental generado por derrames de petróleo en aguas marinas, útil para el diseño de planes de atención ante contingencias petroleras.

Número completo disponible en: https://conacyt.mx/wp-content/uploads/publicaciones_conacyt/ciencias_y_humanidades/03_Ciencias_y_Humanidades.pdf