En entrevista, los directores del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada y de El Colegio de la Frontera Sur explican en qué consiste el trabajo de investigación de estas instituciones y los problemas presupuestales que enfrentan ya desde hace años.

CICESE. La historia de la ciencia mexicana moderna de las últimas cinco décadas tiene dentro de sus momentos más importantes el proceso de descentralización hacia los estados. De esta forma, la creación del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), no sólo dio lugar a un polo de referencia científica en el noroeste del país, sino también constancia de este proceso. En 2018, este Centro Conacyt, el más grande de todo el sistema, cumplió 45 años de existencia y no sólo es un referente de la investigación oceanográfica y costera del Pacífico mexicano, sino además de la biotecnología y ecología marina, acuicultura e innovación biomédica, por mencionar algunas áreas. Su director, Silvio Marinone bosqueja el pulso de la institución.

— ¿Cuál ha sido el impacto del CICESE en el desarrollo científico de la región?

— Incidimos regionalmente en muchas áreas, por ejemplo, iniciamos con oceanografía y física aplicada, así como en el desarrollo de instrumentación. En el área de óptica, desde hace varios años nuestros grupos de investigación crecieron internamente y desarrollaron sus propias empresas, muchas de ellas pioneras en la industria de la óptica e instrumentación electrónica.

Por otro lado, en investigación oceanográfica se llevan a cabo muchos estudios básicos para caracterizar nuestros mares alrededor de todo el país, pero principalmente en Baja California; iniciamos un programa en la década de los noventa, el Programa de investigaciones mexicanas de la corriente de California, que se enfoca en la parte sur de la corriente californiana, la cual se origina en el norte de EU y sur de Canadá, pero fluye a lo largo de la costa y pasa por nuestra península. Es una región que sólo nosotros estudiamos. Caracterizamos física, biología, pesquerías y lo importante es que nos permite conocer y coadyuvar con los grupos pesqueros, es una de las zonas más productivas del país.

El director del CICESE añade que en el área de investigación hídrica, el instituto también realiza estudios de caracterización de toda la costa del estado, pero además tienen líneas de estudio aplicado, como en el Valle de Guadalupe, por su importancia en el desarrollo vinícola.

“Pero la península también es una región sísmica, por lo que igualmente desarrollamos instrumentación. Fuimos los primeros en digitalizar las redes de sismógrafos que hay, a través de las cuales se caracteriza la geología de la región y se elaboran mapas de riesgo y otras medidas preventivas.

— En la actualidad, ¿cómo se apuntala el CICESE en el avance de proyectos de trascendencia nacional?

— Nuestra misión es ser un centro público de investigación con el mayor impacto transformador en la sociedad, y si bien se refleja en la investigación que hacemos, destacarían un par de megaproyectos que se gestaron hace cerca de tres años: el Centro Mexicano de Innovación en Energía Geotérmica (CeMIEGeo) y el Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGoM). Su relevancia ahora se debe a que han pasado la etapa crítica de trabajo, se compró equipo para subproyectos inmersos en ellos y estamos apuntando el cierre de su primera etapa. Es el momento de demostrar que pudimos, junto con todos los colaboradores, llevar estos dos a buen fin en esta fase. Cada uno es más grande que CICESE y llevar a cabo ambos, de manera física y virtual, ha sido un aprendizaje tremendo, inédito en el país.

En 2010, la explosión de la plataforma petrolera Deepwater Horizon, de British Petroleum (BP), causó el derrame más grande en la historia, cinco millones de barriles de crudo fueron vertidos. Se desconoce el impacto real que tuvo, puesto que entonces se ignoraba gran parte de las condiciones del Golfo de México. A partir de entonces, instituciones de todo el país conformaron el CIGoM, con el objetivo de generar el conocimiento de este cuerpo de agua, que sigue expuesto a la explotación petrolera.

Por otro lado, el CeMIEGeo es una alianza academia-industria, también con financiamiento Sener-Conacyt al igual que el CIGoM, que busca promover y acelerar el uso y el desarrollo de la energía geotérmica en nuestro país, mediante la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación. Marinone señala que en este proyecto se desarrollan temas como la evaluación de recursos geotérmicos nacionales, lo que lleva a la caracterización y estudios de la región. “Estudiamos lo más básico, pero también que se puede explotar”. Dentro de los proyectos se encuentran algunos relacionados con el desarrollo tecnológico para la explotación del calor bajo tierra y el uso de calor geotérmico para la producción de electricidad.

— ¿Cuáles son los retos del CICESE en los próximos años?

— No hay que ir tan lejos, porque lo vivimos en el presente. En los últimos dos años el presupuesto ha mermado y nos ha dificultado mucho hacer investigación, puesto que hay menos recursos para hacer estudios, lo cual además desincentiva al personal. Ése es un reto continuo, el presupuesto de cada año. Otro que no se ha logrado es el de un plan de retiro digno. Muchos investigadores y técnicos ya hicieron toda una carrera y es hora que descansen y disfruten de la vida en otro ambiente, pero no lo hacen porque no pueden retirarse más que con una menor parte de su salario actual. Ése es un reto en el presente y hacia futuro, más allá del CICESE, del que no vemos cómo saldremos; además de ser un problema administrativo, evita que se renueve la sangre de la investigación en el centro, lo cual lo haría más productivo y eficiente.

Tomado de: Crónica