Dos años han trascurrido desde el inicio del proyecto Implementación de redes de observaciones oceanográficas (físicas, geoquímicas, ecológicas) para la generación de escenarios ante posibles contingencias relacionadas a la exploración y producción de hidrocarburos en aguas profundas del golfo de México, el más ambicioso que ha financiado hasta el momento el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) junto con la Secretaría de Energía (Sener) y liderado por el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) con la participación de diversas instituciones académicas de renombre.

Este proyecto nace como resultado del derrame de petróleo de la plataforma Deepwater Horizon (DWH) del pozo Macondo, operado por la compañía petrolera British Petroleum, el 20 de abril de 2010. Los más de tres millones de barriles de crudo que se vertieron en el golfo de México han situado este derrame como el más grave en la historia de la extracción petrolera en la región y, como consecuencia de esta catástrofe ecológica, el gobierno mexicano impulsó una serie de cruceros oceanográficos para conocer su impacto en el mar y en las costas nacionales.

Los cruceros se llevaron a cabo con la participación de investigadores del CICESE, el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav IPN) Mérida y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), entre otras instituciones. Durante tres años consecutivos los especialistas realizaron un monitoreo con el que se determinó el enorme desconocimiento que existe sobre los recursos bióticos y el comportamiento oceanográfico de la parte mexicana del golfo de México, así como del potencial efecto del derrame del DWH.

Tomado de: Sinembargo